21.10.06

Confederación Ibérica

La Península Ibérica, geográficamente hablando, es un pequeño continente en miniatura que, siendo bañado por varios mares y un océano, se convierte en un eslabón esencial y prioritario para la interconexión multicontinental y mundial: resto de Europa, Africa y América. En ello consiste su singularidad y su grandeza.
La práctica totalidad del territorio de nuestra península, salvo Andorra y Gibraltar, forman parte de los estados español y portugués; si bien España y Portugal cuentan, bajo su soberanía, con archipiélagos atlánticos y mediterráneos que le permiten, desde la insularidad, reafirmar aún más su pluricontinentalidad. Y aun hoy, también mantienen, aunque en litigio potencial y permanente, la soberanía en las ciudades autónomas norteafricanas de Ceuta y Melilla.
España y Portugal han sido madres de naciones y, tras avatares históricos paralelos, no sólo se han incorporado simultáneamente en la entonces Comunidad Europea (ahora ya Unión Europea), sino que han sabido organizar y hermanar a las comunidades iberoamericanas y habrían de saber crear y potenciar las comunidades iberófonas (con la participación fraterna de los estados independientes que fueron sus colonias, bajo el denominador común de la paz, el progreso y dos lenguas universales de trabajo).
Con esta dimensión espiritual y universal, a las que han sido reclamadas desde tiempo inmemorial nuestras patrias, y habiendo adquirido la madurez adecuada para ello, no deben retrasar el trabajo imperioso y necesario de saber ofrecer a la UE y al mundo una sólida y solidaria confederación ibérica, donde el reconocimiento y apoyo a la diversidad interna, bajo una misma unidad, no sean preámbulo más que de la fraternidad, la solidaridad, la tolerancia y el progreso.
Cualquier proyecto político y jurídico de confederación ibérica, entre los muchos que tienen que ser tenidos en cuenta, con ilusión, honestidad y diálogo, debe respetar y asumir, como premisa, la independencia estatal de España y Portugal y su ya antonomástica calificación como miembros de pleno derecho de la UE, dando carta de naturaleza al actual y cada vez más frecuente movimiento y asociación de nuestras sociedades civiles y mercantiles, que comienzan a adoptar ya, por doquier, el apellido ibérico en la denominación de sus múltiples iniciativas y empresas conjuntas. Asimismo, debe explorar y aprovechar la diversidad de culturas, lenguas y nacionalidades que la componen para poder trabajar las inmensas sinergias de un policentrismo socioeconómico y cultural, que es tan atlántico como mediterráneo y tan europeo como americano, africano o incluso asiático. Debe abanderar dos lenguas como el español castellano y el portugués como denominador bivalente, conjunto y mínimo común en su fuero interno y como enseña diplomática y estandarte comunicativo mundial, además del inglés; aunque tampoco deberá minusvalorar el respeto y promoción del resto de lenguas peninsulares minoritarias, sobre todo en las nacionalidades donde son mayoritarias. Y, por último, cuanto menos, una confederación ibérica debe articular y armonizar la península y sus archipiélagos a favor del bienestar y el desarrollo humano biestatal y multicontinental.
Entonces, cuestiones como una capitalidad única o rotatoria entre Madrid, Lisboa o incluso otras capitales de comunidades autónomas, o la definitiva estructuración en macroáreas regionales ibéricas o la muy necesaria, conveniente y difícil armonización normativa, que deberán tener, en cada caso, propuestas alternativas y soluciones creativas, son sólo algunas muestras importantes del fantástico reto que nos marca el futuro, aprovechando la sintonía no sólo de un Portugal cada vez más ibérico e iberista, sino de una España cada vez más plural y madura.
¡Pessoa, confiamos en tus sueños, construiremos una supranación, de facto y de juri !

1 Comments:

Blogger Guillermo Álvarez de Toledo Pineda said...

Creo recordar que hace unos días hice un comentario compartiendo las ideas expuestas en el blog sobre la unidad ibérica.Hoy vuelvo, tras releer lo textos,a ratificarlas. Siempre me mostré a favor del mejor entendimiento( por motivos evidentes)de las dos únicas naciones peninsulares: Portugal y España, o, España y Portugal Ojalá algún día se lograra la Confederación Ibérica

8:30 p. m.  

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